jueves, 26 de enero de 2017

Práctica. Pirámide de población extranjera. Resuelto.




interpretación individualizada:
Los gráficos son dos pirámides de población que muestran la estructura por sexo y edad de la población extranjera empadronada en España y nacida en el extranjero en 2007 en Marruecos y en cuatro países de la Unión Europea: Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.
La pirámide de la población extranjera nacida en Marruecos muestra una estructura por sexo muy desequilibrada, pues en todos los grupos de edad el porcentaje de hombres es superior al de las mujeres. Este desequilibrio es especialmente marcado en el grupo de los adultos jóvenes, entre los 20 y los 54 años y, sobre todo, entre los 25 y los 39 años. En cambio, la proporción entre los sexos está más igualada en el grupo de los jóvenes (0-14 años) y de los ancianos (65 y más). Por grupos de edad, el mayor porcentaje de inmigrantes marroquíes corresponde a los adultos, especialmente a los comprendidos entre los 25 y los 34 años, que son población eminentemente activa.
La pirámide de la población extranjera nacida en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido muestra una estructura por sexo equilibrada en todas las edades. Por grupos de edad, los mayores efectivos se concentran en la población adulta madura y anciana, fundamentalmente entre los 55 y 69 años, y en la población adulta joven, entre los 35 y los 44 años.
-Comparación entre ambas pirámides:
Las dos pirámides presentan importantes diferencias.
En la estructura por sexo contrastan el desequilibrio a favor de los varones en la de Marruecos, especialmente entre los 20 y los 54 años, con el equilibrio de la europea.
En la estructura por edad contrasta la concentración de los inmigrantes marroquíes en el grupo de adultos jóvenes (25-34 años), con la concentración de los europeos en el grupo de ancianos (64-69) y, secundariamente, en el de adultos (35-44 años).
La razón es el diferente perfil de los inmigrantes: los marroquíes son personas de baja cualificación que acuden a España para realizar los trabajos que requieren menor formación en el sector servicios, la construcción, la agricultura, la minería y la pesca. En cambio, los inmigrantes comunitarios son jubilados con nivel de vida medio-alto, que aprecian las buenas condiciones climáticas del litoral mediterráneo y las islas Canarias, o adultos atraídos por las posibilidades de trabajo y de negocio.
-Consecuencias socioeconómicas de la inmigración extranjera procedente de países subdesarrollados:
En el terreno demográfico, la inmigración ha contribuido decisivamente al crecimiento de la población de España en los últimos años, tanto de forma directa como por el incremento de la natalidad. Gracias a ello, se ha evitado el decrecimiento demográfico, especialmente en las comunidades con crecimiento natural negativo.
En el terreno económico, la inmigración aporta población activa, que desempeña las tareas más duras y peor remuneradas, colabora al crecimiento del PIB, aporta más dinero a las arcas públicas del que consume en educación y sanidad, y alivia la carga del elevado gasto en pensiones. Además, los inmigrantes prestan servicios domésticos que permiten incrementar la tasa de actividad de las familias españolas, especialmente de las mujeres. Por otra parte, la inmigración se relaciona con algunos problemas, como la pérdida de competitividad (la disponibilidad de mano de obra retrasa la modernización de ciertos sectores), la presión a la baja sobre los salarios, la acentuación de la escasa movilidad geográfica de los trabajadores españoles, y el aumento del déficit exterior debido a las remesas enviadas a sus países de origen y al consumo de bienes importados, como el automóvil.
En el terreno social, han surgido actitudes xenófobas o racistas entre algunos sectores que consideran la inmigración como una “invasión” que compite por el empleo, consume recursos sociales en perjuicio del bienestar de la población española y amenaza la identidad nacional. Estas ideas alientan la devolución de los inmigrantes a sus países de origen o la restricción de sus derechos, para evitar un “efecto llamada” que acentúe la inmigración. Muchos inmigrantes sufren duras condiciones laborales y malas condiciones de vida en barrios marginales y viviendas de escasa calidad. Finalmente, las dificultades de integración, debidas a las diferencias culturales, lingüísticas y religiosas, pueden suscitar tensiones con la población autóctona.

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